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História Amigos - AMARGO


Escrita por: LisLarbalestier

Capítulo 3 - AMARGO


Disclaimer: Los personajes de SnK son propiedad de la Llama Asesina, alias Hajime Isayama :v

Puede haber algo de OoC con algunos personajes, sorry por esa. :'v

AMARGO

Observaba atenta el dispositivo entre sus manos, terminaba de colgar una llamada de Levi en la que avisaba que su viaje demoraría más de lo esperado y tendría que quedarse al menos por un par de semanas en Stohess. Enseguida miles de escenarios comenzaron a carcomerle la mente, ¿Y si estaba con ella? ¿Y si era mentira que su viaje haya sido por trabajo? ¿Si era que estaba tratando de evitarla? Luego de un rato dispersó todos esos malos pensamientos, Mikasa apenas llevaba tres meses y medio de haber dado a luz, era imposible que estuviera con Levi en esos momentos porque su permiso por maternidad era hasta los seis meses después de haber dado a luz.

Los celos podían ser el peor enemigo de una mujer, más aún cuando se tenía la certeza de la traición, muchas veces buscó un rostro entre las tantas mujeres que frecuentaban a su marido y nunca se le pasó por la cabeza la posibilidad de que precisamente esa muchacha fuera la causante de aquella muralla que Levi levantaba cada vez más entre ellos.

Se odiaba a sí misma por estúpida, muchas veces creyó que esa ‘otra’ no era nadie más que su asistente, la metiche de Nifa Strauss, ya comprobado que no era ella había algo que no le sacaba de la cabeza que a pesar de no ser la amante en cuestión por lo menos era cómplice en el engaño.

Se sentía más inquieta y ansiosa que nunca, ¿En quién podía confiar? Nadie era de fiar, todos, incluso Mary que se decía su amiga fue capaz de solapar el pecado de su hija y callarse algo tan atroz como la mentira sobre la paternidad del pequeño Sören… «Sören, ese niño tan pequeño… si yo fuera su mamá». Un bip la sacó de su ensoñación, era un mensaje del consultorio de la doctora Leonhart, su nueva ginecóloga, para confirmar su cita del día siguiente.

Pronto tendría los resultados y saldría de dudas, estaba aterrada de saber lo que acontecía con su cuerpo y el rechazo de este a concebir un hijo. Su doctora era una mujer joven pero según las recomendaciones era una mujer brillante en su campo, no por nada a pesar de sus treinta años era la encargada del departamento de ginecología del hospital Shiganshina.

La joven galena le había mandado una serie de pruebas que en más de una ocasión asistió cuando aún ejercía su profesión como enfermera, sabía que eran exámenes de rutina pero no por ello dejaba de temer a lo que estaba por venir. Se armó de valor y se dijo que todo saldría bien, era cuestión de tiempo para erradicar todos sus miedos y comenzar a intentar ser madre de nuevo.

Los nervios la consumían como nunca antes, ver a la asistente de la doctora Leonhart entrar y salir del consultorio a medida que pasaba el tiempo para que llegara su turno definitivamente fue un suplicio, nunca antes tuvo tanto miedo como ahora.

—Señorita Ral. —Llamó la secretaria de la mujer.

—Sí, soy yo. —Respondió poniéndose de pie y comenzando a caminar con dirección al consultorio.

—Doctora, aquí está la señorita Ral.

—Gracias Mina Carolina, por favor trae los otros resultados de las pruebas de la señora Ral y dile a Jaeger que en cuanto termine con la paciente pasaré por su cubículo buscando eso que tiene para mí. —Sonrió la rubia hacia su secretaria.

El poco tiempo que tenía conociendo a su ginecóloga pocas veces la vio sonreír de forma genuina como en ese momento que compartió con su subordinada, y le causó curiosidad el apellido Jaeger en todo eso, claro que tampoco diría que conocía al sujeto en cuestión, no quería incomodar a su ginecóloga.

—Bien Petra, qué tenemos aquí. —Dijo observando la historia clínica— Problemas para la concepción. En la visita pasada hablamos de tu caso, según la información que nos suministraste llevas alrededor de tres años tratando de quedar en estado ¿Correcto?

—Sí, Doctora Leonhart.

—Llámame Annie, no soy tan mayor para que me trates con tantas formalidades.

—Bueno, está bien la llamaré Doctora Annie si no le molesta.

—En absoluto, todos aquí me llaman por mi apellido, se me hace tan aburrido. —Soltó una risita risueña, por lo visto la chica estaba más contenta de lo normal, comúnmente se mostraba seria y taciturna, no decía más allá de lo que su trabajo le concernía y luego mandaba a sus pacientes a casa con alguna indicación dependiendo del problema que le acarreaba a cada uno.

—Hoy la veo algo diferente, Doctora. —Dejó caer con agudeza, la sonrisa tonta en el rostro de la rubia le dio a entender que en efecto algo pasaba.

—Tienes razón Petra, algo me pasa y es que estoy muy feliz porque por fin... —En ese momento la secretaria hizo acto de presencia con los resultados de sus análisis.

—Doctora Leonhart aquí está lo que me pidió. —Dijo la morena entregando los sobres a su jefa—. Ah y el doctor Jaeger le manda a decir que tomará un descanso y la estará esperando. —La muchacha guiñó un ojo para su jefa, esta volvió a sonreír sin razón aparente.

Petra se sintió demasiado ansiosa, y si eso significaba algo que de alguna forma u otra entorpeciera con sus planes a futuro. ¿Qué estaba haciendo Eren Jaeger mientras su esposa cuidaba de 'su hijo'? ¿Estaría haciendo lo mismo que Mikasa con Levi?

—Bien, continuemos con lo nuestro, aquí están tus análisis. —La mujer abrió uno de los sobres, se colocó un par de gafas para leer y se dedicó a observar en silencio los resultados, Annie Leonhart eliminó todo rastro de sonrisa y frunció el ceño. Los nervios volvieron a Petra, cuando un médico se quedaba en silencio de esa forma nunca auguriaba cosas buenas.

—¿Pasa algo Doctora Leonhart? —La aludida levantó la mirada hacia ella, se acomodó mejor en su silla y meditó por unos segundos lo que iba a decir.

—Petra, quiero que seas cien por ciento sincera conmigo. Supongo que esto será muy difícil para ti de responder pero necesito que hables con la verdad, ya que lo que quieres hacer es iniciar un proceso de fertilidad y estos resultados tienen mucho que ver con ello.

Tragó grueso, más o menos imaginaba a lo que se refería Leonhart y en efecto tenía mucho miedo de responder, mas aquello era algo con lo que tarde o temprano tendría que lidiar.

—¿En algún momento sufriste alguna mala praxis relacionada con tu sistema reproductor?

Petra inhaló suficiente aire a sus pulmones para darse valor, tarde o temprano algún médico se daría cuenta, si bien habían pasado más de diez años desde aquel incidente, era consciente de lo que una vez le dijo el doctor que la ayudó en aquel entonces.

—Verá doctora Leonhart, cuando era muy joven salí embarazada de mi primer novio. —Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos, pero no se pondría a llorar delante de la especialista, ella era fuerte, se decía para sus adentros—. Era muy joven y tenía miedo de lo que fuera a pensar mi padre después de haber luchado tanto para sacarme adelante solo sin la ayuda de mi madre que murió cuando yo era una niña. Así que decidí interrumpir el embarazo, no tenía demasiado dinero para hacerlo en un lugar certificado y terminé asistiendo a una de esas clínicas clandestinas que hacían el mismo trabajo por un bajo costo.

—Imagino que hubo complicaciones. —Interrumpió la rubia.

—En efecto, las leyes de salubridad fueron violadas a un extremo criminal, y tontas como yo fuimos víctimas dentro de las paredes de aquella carnicería.

—¿Qué fue lo que realmente pasó? —Preguntó con cautela, no era algo sumamente fácil.

—Todo, luego del procedimiento sufrí una hemorragia en la que casi pierdo la vida, el médico que me trató después me dio la garantía que podría tener hijos a futuro sin ningún problema.

Annie se acomodó las gafas, apretó los labios un instante y luego continuó.

—Por lo que veo en esta imágenes de tu útero, hay una lesión considerable en él, se puede decir que al momento del procedimiento este fue perforado, luego en los intentos por salvarlo las paredes del mismo se debilitaron de tal forma que ahora te es casi imposible mantener un embarazo, es posible que hayas estado embarazada antes sin ser consciente de ello. Hay un mínimo porcentaje de que puedas cargar con un embarazo pero sería uno de alto riesgo.

Petra sintió su corazón romperse más de lo que ya estaba, no era infértil pero con su condición era como si lo fuera, la doctora Leonhart le hizo una serie de preguntas sobre su historia clínica, antecedentes genéticos, etc. Otra de las preocupaciones de Annie surgió en cuanto habló de su madre, ella murió cuando era una niña de una enfermedad que la consumió por completo.en poco tiempo, de lo que la joven doctora hablaba poco tenía que ver con los 'análisis de rutina' que esta le mandó a hacer.

Por lo visto a ella le preocupaba más la línea directa que había entre ella y su madre, además otros síntomas que Petra creyó eran causados por el estrés como se lo dijo su antiguo ginecólogo pusieron más cautelosa a la rubia.

Al principio no entendía nada, ¿Por qué la muerte de su madre era tan importante justo ahora? Deseó nunca haber hecho esa pregunta en voz alta, no si la respuesta de Annie Leonhart le haría dejar a un lado sus deseos de concebir un hijo para centrarse en otro problema que la mujer quería descartar o confirmar cuanto antes.

Según ella era muy joven para desarrollarlo, pero aún así la edad no era un factor determinante. También le explicó cómo dependiendo de los partos se puede disminuir el riesgo, pero en su caso era complejo por los daños a los que fue sometido su útero, impidiéndole gestar adecacuadanente los embriones.

—No quiero que te asustes, es posible que sean paranoias mías, pero como tu médico estoy en mi deber de hablarte de los posibles riesgos que corres.

Petra asintió, ¿Cómo era posible que vino hasta el hospital buscando una solución a su infertilidad, pero terminó temiendo por su vida gracias a una condición genética heredada de su madre.

Al salir de ese lugar sus ojos no pudieron evitar llenarse de lágrimas, ¿Qué tal si se confirmaba la presencia de esa enfermedad? Si era así Levi y Mikasa tendrían el camino libre, ella solo tendría que divorciarse de Eren y correr a los brazos de su prometido.

La rabia hizo mella en ella, sobre su cadáver permitiría tal cosa, necesitaba hablar con Eren Jaeger y quitarle la venda de los ojos, nunca permitiría que Levi y esa estén juntos. Nunca.

Corrió por el pasillo nerviosa, pensando en el regalo que Eren tenía para ella, ¡Dios! Que fuera lo que estaba pensando, que por fin se hubiera decidido por ellos y su felicidad.

Llegó jadeante con el peinado a medio hacer por la carrera que dio hasta el consultorio de él, sus ojos verdes brillaron al verla y esa sonrisa que solo le regalaba a ella iluminó sus bellas facciones, era cinco años menor que Annie, pero era el hombre que la hizo conocer y creer en el amor.

Él sostenía en sus manos unos documentos, la incertidumbre regresó a ella, su amplia sonrisa se desdibujó hasta dejar una fina línea de preocupación. ¿Y si no era lo que esperaba?

Respiró hondo para darse valor, tomó asiento y él la acompañó, trajo de nuevo el sobre consigo y se lo tendió. Llevaba un sello del juzgado, cosa que le dio un poco de esperanzas. Abrió el sobre de manila con tanta prisa que por un momento creyó que por la fuerza empleada terminaría rompiéndolo.

—Lo siento. —Se disculpó.

Sacó los documentos y les echó un vistazo, la sonrisa volvió al ver de qué se trataba, dejó los papeles a un lado y rodeó con fuerza los hombros de Eren, por fin había tomado una decisión y los había elegido a ellos.

—¿Cuándo se los darás? —Preguntó alejándose un poco para verlo a la cara.

—No lo sé, creo que tengo que ir preparando el terreno, ella realmente no espera esto.

—Ha pasado mucho tiempo, debes decirle cuanto antes.

—Lo sé, pero tengo miedo a su reacción y la de los Smith, ¿Cómo actuará Erwin al saber que engañé a su hija y solo me casé con ella para que nuestro hijo no naciera fuera del matrimonio?

—Él debe entenderlo, fue muy noble de tu parte quedarte a su lado hasta ahora, además, tu relación con Mikasa ya no era lo mismo hasta lo del embarazo, eso enfrió las cosas.

Eren acarició su mejilla con ternura, era un estúpido por haber dejado que todo se saliera de control. Formalizó su relación con Mikasa porque Annie desapareció de su vida, ahora se arrepentía de no haber hecho nada por encontrarla, no estaría casado por obligación, ni se habría tardado tanto en rehacer su vida con Annie.

—Iré contigo a Mare.

—¿No crees que es demasiado pronto?

—Al regresar de allá le entregaré esto a Mikasa. Por favor, déjame acompañarte.

Annie asintió, no podía negarse, siendo ella la más interesada en que se solucionara su situación con Eren. Solo tenían que esperar un poco más, ahora su padre sí les podía dar su bendición.

Semanas después

Terminaba de acostar a Sören cuando escuchó que alguien tocaba el timbre, le dio una última ojeada al bebé y se dirigió a ver quién visitaba a esas horas de la noche.

Estaba sola, su mamá se había marchado el día anterior y Eren salió de viaje a un congreso de medicina en Mare, dio un vistazo por la mirilla y se sorprendió al ver a Levi parado frente a la puerta de su apartamento, sintió una opresión en el pecho, las palabras de Petra aún la afectaban, era bueno que estuviera allí así comenzaban a dejar las cosas en claro, ya suficientes veces metieron la pata en el pasado para continuar cayendo en lo mismo.

Abrió antes de que continuara tocando el timbre, no quería que el bebé se despertara después de haber luchado para que se durmiera.

Ninguno de los dos dijo nada, solo se limitaron a asentir con la cabeza como gesto de reconocimiento, ambos sabían que todo entre ellos quedó de cierta forma inconclusa, sí bien pudo detenerlo la última vez que estuvieron juntos, Mikasa sabía que ella actuó con cobardía al dejarlo marchar aún estando al tanto de la confesión de su 'amigo'.

—Tenemos que hablar. —Dijeron casi al unísono.

—Qué bien que lo consideres, porque no pienso irme sin que hablemos sobre todo. He tomado una decisión. —Terminó Levi antes de que ella agregara algo más.

—Yo también he pensado mucho nuestra situación y más sobre el futuro de Sören, no puedo pretender seguir con esta farsa.

Levi la miró con un brillo en los ojos, él también necesitaba que tocaran el tema de Sören, la verdad era el que más le importaba, esos últimos meses se había dedicado a replantearse su vida entera, todo hasta ahora fue un infierno del que ya quería salir.

—¿Me vas a invitar a pasar o hablaremos aquí donde todos puedan escucharnos? —Mikasa entornó los ojos ante el tono empleado por él, la sacaba de quicio que fuera tan mordaz.

—Pasa. —Terminó diciendo un tanto cabreada por la actitud de Levi, aunque luego recordó que era parte de lo que le gustaba de él, solo que a veces odiaba que lo utilizara en su contra.

Entraron hasta la sala de estar, Mikasa lo invitó a sentarse y luego fue con dirección a la cocina a preparar un poco de té para él y un café para ella, intuyó que sería una noche larga.

—Mikasa... tampoco puedo seguir fingiendo. Los quiero a ti y a Sören en mi vida y si tengo que enfrentarme a Erwin y perder su amistad para lograrlo juro que estoy dispuesto a hacerlo. —Soltó antes de que ella le ofreciera el té. La sorpresa que vio reflejada en el rostro de la fémina pronto dio paso a una expresión de seriedad.

—Quiero decirle a Eren la verdad y pedirle el divorcio. —Respondió—. Pero no sé cómo ni cuándo hacerlo, tengo miedo de su reacción. —Terminó sentándose en el mueble frente a él, intentando fingir tranquilidad, cuando en su interior bullía el miedo a lo que vendría.

Levi se sentó a su lado y la abrazó aun sin que ella lo pidiera, sabía que trataba de mantener la compostura, no tardó en aferrarse a él y comenzar a sollozar sobre su hombro, toda esa situación los superaba.

—Tengo tanto miedo Levi, no quiero que papá esté en tu contra, no me lo perdonaría. ¿En qué momento dejamos que todo esto se saliera de nuestro control? —Preguntó tratando de limpiar sus lágrimas.

—Me creerías si te digo que nunca estuvo en nuestras manos.

—¿Y entonces de quién fue la culpa? ¿Del destino? Por favor Levi, no parecen cosas tuyas.

—¿Te arrepientes de todo? ¿Eso es lo que quieres decir?

—No pongas palabras que no he dicho en mi boca, si me arrepintiera de todo lo nuestro tendría que hacerlo también de nuestro hijo, y Sören es lo mejor que me ha pasado en la vida. No vuelvas a insinuar semejante estupidez. —Se levantó y comenzó a caminar por el lugar—. La verdad me refiero a que fuimos unos cobardes al continuar con esta locura a sabiendas que lastimábamos a inocentes, en mi caso Eren y Petra en el tuyo.

—Fue mi culpa, yo fui el cobarde que permitió toda esta locura. —Dijo tratando de aliviar la culpa de Mikasa.

—Dejemos de querer tapar el sol con un dedo, soy tan culpable como tú por dejarme llevar por un impulso de idiotez, nunca debí casarme con Eren en primer lugar.

—Y yo tuve que haber dejado a Petra y enfrentado a tus padres, pero no lo hicimos y ahora no sabemos cómo salir de este infierno en el que nosotros mismos nos metimos.

—¿Y tú crees que no lo sé? Odio admitirlo pero siento que fui la que más se equivocó, debí sincerarme con Eren desde un principio, no mentirle haciendo pasar por suyo el hijo de otro, a eso es lo que más temo, nunca ha intentado nada contra mí porque no le he dado motivos, pero bien sabes lo impulsivo que suele ser, y si llega a ponerse violento está en todo su derecho porque fui egoísta.

—Ambos lo fuimos, tú por castigarme y yo por mantener el bienestar con tu familia.

—El matrimonio con Eren no fue por castigarte Levi Ackerman, si lo hice fue porque me sentí sola y desprotegida, joder que yo no planeaba ser madre a los veinticuatro años, desde que comencé a salir con Eren mi vida siempre fue planeada en torno a él, creí que te había superado, pero como verás nada de lo que creí era cierto. Tuviste que aparecer aquella maldita noche en mi vida y tuviste que aceptar ayudarme con mi tesis.

—Tú también pudiste negarte a aceptar mi ayuda. Tu forma de hablar me dice que sí te arrepientes de varias cosas, no de todas, pero te cuestionas las malas decisiones que tomaste, como por ejemplo que nunca tuviste que haberme dejado entrar aquella noche a tu apartamento sabiendo que Eren no estaba.

—Fue la más maravillosa de mi vida. —Lo interrumpió. El brillo en sus ojos le habló del llanto que trataba de contener. Aún sus hormonas estaban haciendo estragos en ella—. Nunca me arrepentiré de haberme entregado a ti Levi, porque sabes muy bien que desde que era una mocosa fuiste el dueño de mis fantasías de adolescente y no me refiero a lo sexual, soñaba convertirme en tu mujer, la madre de tus hijos, la que velara tu sueño por las noches y la única que vieras en cada amanecer. Soy una tonta lo sé, pero qué se podía de esperar de una niña que no sabía nada de la vida, que no conocía el valor de la amistad que tienes con papá y mucho menos a todo lo que te arriesgabas si llegabas a corresponderme. Yo también fui egoísta al pensar solo en mí y en cómo me sentía cuando preferías que siguieramos fingiendo ser amigos.

—Coincidimos en edades y circunstancias equivocadas. Si no me hubieras besado la noche de tu décimo séptimo cumpleaños mi relación con Petra no habría pasado de unos meses. Luego de eso me sentí sucio, eras una niña a la que le doblaba la edad, por eso me alejé de los Smith y quise rehacer mi vida de forma diferente, y ahí estuvo ella siempre, tan paciente en mis días de frustración, y...

—Me sentí furiosa por tu rechazo y tu lejanía —lo interrumpió—. Eren fue como un bálsamo a todo lo que bullía en mi interior, aprendí a amarlo de forma diferente, volví a ilusionarme, pero con él nunca sentí algo como lo que me haces sentir tú. Lo amo, pero no de la forma en la que creí. Él más que un amante es ese hermano que nunca tuve. Nunca te lo dije pero nuestra relación fue distante, ¿Sabes que sentí envidia de cómo tomabas a Petra de la mano el día de la cena en casa de mis padres? Eren nunca lo habría hecho.

—Petra es una buena mujer...

—Y posiblemente te dé un hijo... —No pudo evitar reprocharle lo que la carcomía desde la visita de su mujer.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando?

Maldita sea, se supone que no abordaría de esa forma las cosas, pero ya había hablado no iba a quedarse callada ahora.

—Petra vino de visita hace casi un mes, estaba en el hospital y Eren le dijo que podía visitarme cuando quisiera, así que ella no se esperó y vino hasta aquí. —Un extraño palpito surgió en su pecho al recordar aquel día.

—¿Por qué no me dijiste nada? Hablamos por teléfono muchas veces. —Cuestionó él al verla algo incómoda—. Fue eso ¿Cierto? Por eso te notabas más distante de lo normal.

Mikasa no sabía cómo responder, en parte era cierto, mas también se debía a que estuvo pensando demasiado en su situación, se hallaba en un callejón sin salida.

—Ella dijo algo que en su momento me dolió, aunque gracias a mi madre dejé el tema de lado, pero sabes que nunca me guardo las cosas y de un momento a otro termino encarándolas.

Levi tragó grueso, la duda de Mikasa tenía que ser sobre algo realmente serio para comportarse así.

—Ella dijo que es posible que esté embarazada. —Soltó sin más dejándolo atónito.

—Si eso es cierto ese niño no es mío.

—¿Qué?

—Lo que oyes, no he estado con Petra desde el día que me fui de aquí, si fuera mío tendría que tener mínimo siete meses de embarazo.

Mikasa se quedó en silencio, si era cierto lo que decía entonces ¿Por qué Petra le mentiría de aquella manera?

—¿Y si lo dijo porque sospecha algo de lo nuestro? —Preguntó con un hilo de voz, nuevamente ese extraño palpito se hizo presente en su pecho. Algo la inquietaba y la hacía sentir miedo. Él pareció percibir su estado de conmoción porque enseguida la abrazó y le brindó el confort que solo tenía entre sus brazos.

—Te prometo que pronto terminaré con ella, ¿Sí?

Ella asintió antes de tomar el rostro de Levi entre sus manos y plantar un beso en los labios que se moría por darle. Lo amaba tanto, de algún modo sus palabras la llenaban de fuerza, esta vez sentía que sí era capaz de todo por tenerlos junto a él, en el fondo su madre tenía razón ninguno podía vivir sin el otro... y Petra... ese era un tema que esperaba él pudiera solucionar pronto.

—Quédate esta noche.

—Con una condición... que antes veamos a Sören.

Mikasa le regaló esa sonrisa que lo desarmaba por completo. Lo tomó de la mano y lo guió por todo el apartamento hasta que llegaron a una puerta blanca con el nombre de su hijo grabado en la madera de un color azul junto a varios motivos que identificaban que el dueño era un bebé.

Levi se tomó su tiempo de grabar cada gesto y cada detalle del rostro de su pequeño mientras dormía, no pudo evitar reír al ver cómo arrugaba el ceño con lo que fuera que estaba soñando, como respuesta Sören sonrió y no pudo evitat ver a Mikasa cuando lo hizo. Ella sonrió con su cara de sorpresa, a fin de cuentas eso era algo nuevo para él.

—Seguro está soñando con mis pechos. —Dijo a modo de broma. Levi frunció el ceño al no entender hasta que cayó en cuenta a lo que se refería—. Créeme es lo que más ama en el mundo.

Salió de la habitación y se fue hasta la suya, aprovechó de darse un vistazo en el espejo, se desabrochó un poco la bata y fue hasta el cuarto de huéspedes a esperarlo, se recostó en la cama y se mentalizó que solo iban a dormir juntos.

Lo vio entrar y dejar el saco, las llaves y la billetera sobre la cómoda, su corazón se aceleró al verlo quitarse la camisa y el resto de la ropa hasta quedarse solo en bóxers, al diablo que lo que menos quería hacer esa noche era dormir. Se arrodilló sobre la cama y esperó a que él llegara hasta ella, acarició su rostro con suma delicadeza antes de perderse en la miel de sus labios.

El beso comenzó lento y tortuoso, poco a poco fue creciendo en intensidad, Mikasa le rodeó el cuello con los brazos y lo atrajo hacia sí hasta quedar tumbados sobre la colcha. Levi recorrió su cuerpo con las manos haciendo que su cuerpo se estremeciera como antes, la conocía tan bien.

Ya no eran los mismos de hace un año, aprendieron de sus errores y entendieron que si querían encontrar la felicidad tendrían que luchar por ella, aun a costa del sufrimiento ajeno, tal como le dijo su madre, no iba a seguir viviendo una mentira. Mikasa estaba dispuesta a todo, aunque con ello se ganara el odio y desprecio de Eren y Petra.

Se dio la vuelta hasta quedar sobre Levi, sabía que a él le gustaba sentirse dominado por ella, lo había extrañado mucho y esa noche le demostraría cuánto...

N/A: Hola, hola, ¿Qué tal? ¿Cómo me los trata la vida? ¿Todo bien? jajsja yo aquí a medias. Este capítulo la verdad no sé cómo quedó, yo creo que bien chafa en la última parte xS no me maten, quería poner algo de lemon pero no, no me provocó escribir nada de eso... xD tal vez en el próximo adhsksdjs

Con lo de Petra y Annie jajajajajajajaja yo solo quiero ver arder el mundo xD

No se crean que lo del Tatakae se resolverá así nomás, no no no, se viene lo bueno y esto es solo la punta del iceberg... no me maten por lo que se vendrá en capítulos futuros, como diría Jude, que lo que me gusta es sangre, muerte y destrucción :'v

Bueno, no tan literal, pero me gusta hacerlos sufrir.

Espero leernos pronto, si no muero antes.

No olviden dejar su suculento review, claro si es que me lo merezco, porque últimamente creo que no doy una :'v



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