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História I Did It Again! - CAPÍTULO 5


Escrita por: LisLarbalestier

Notas do Autor


Disclaimer: Los personajes de SnK son de Isayama la Llama, yo solo los tomo prestados para hacerlos sufrir, a ellos y a ustedes.

Capítulo 6 - CAPÍTULO 5


Fanfic / Fanfiction I Did It Again! - CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 5

Eran alrededor de las catorce cuando regresó de nuevo a la naviera, se adelantó antes que Nifa para hablar con Mikasa al llegar a la oficina, quería dejar las cosas claras en primera instancia, luego de cerrar el trato con Kenny y la cadena de supermercados se sentía algo agobiado, no todos los días se le clavaba un puñal en la espalda a quienes depositaban su confianza en ti.

Sí Erwin se enteraba de lo que haría lo guindaba de las pelotas por canalla y ni hablar de su madre, cuando lo primero que le pidió fue que cuidara de Mikasa, su prima.

¿Por qué aún no la podía ver como eso?

Cuando las puertas del ascensor se abrieron esperaba ver una indiferente mujer en el escritorio, mayor fue la sorpresa al encontrar el lugar en completa soledad. ¿Dónde diablos se había metido? En ese piso solo quedaba su oficina, así que imaginó que estaría allí.

«Tsk. ¿A qué juegas Mikasa?»

Entró donde creyó la encontraría, pero la oficina estaba tan sola como la recepción, escuchó un taconeo que conocía muy bien, la presencia de Nifa no se hizo esperar.

—Al parecer esa muchachita hizo un berrinche después de irnos. —Dijo en tono jocoso a la vez que le rodeaba desde atrás con sus brazos. Él hizo ademán de quitarla de encima pero ella fue más ágil y se movió rápidamente para quedar justo frente a Levi. —No seas aguafiestas, la reunión fue muy estresante, necesitas relajarte y yo sé como hacerlo. —La mujer metió las manos por dentro del saco y se permitió sentir la dureza de los músculos de él por encima de la camisa.

—Nifa en serio, no estoy de humor para jueguitos. —La apartó cuidadosamente.

—Si quieres entonces te puedo hacer compañía en tu hotel esta noche. Me has tenido muy abandonada. —Sonrió con malicia, acariciando ahora el moreno cabello masculino.

—Siento si interrumpo 'algo'. —La voz de Mikasa lo paralizó por completo ¿Ella estuvo allí todo ese tiempo?—. Pero necesitaba venir a informar mi reincorporación al departamento de archivo. Con la llegada de la señorita Strauss veo que no soy necesaria en este lugar. Ya todo está 'bajo control'. —Y con el mismo aplomo que entró salió de allí.

—Mikasa espera, no es lo que piensas. —Trató de alcanzarla pero la mano de Nifa lo detuvo al tomarlo de la muñeca. .

No hizo falta decir palabra alguna, las preguntas de Nifa estaban en sus ojos por su reacción al saber que ella estaba allí. Se soltó de su agarre frunció el ceño para darle a entender que aquello no era algo de su incumbencia y salió en busca de la joven Ackerman. El archivo quedaba tres pisos abajo, no esperó a que llegara el ascensor así que bajó las escaleras a la carrera para alcanzarla.

Frenó de forma abrupta al verla parada en el rellano de las escaleras, ella levantó la vista hacia él y retomó su camino hacia su sitio de trabajo, Levi se apretó el puente de la nariz, ¿Qué diablos pasaba con ella? ¿No iba a decir nada de lo ocurrido? Simplemente pasó de él.

Cerró la puerta con fuerza dando un mensaje claro a todo aquel que transitara alrededor. Sus manos se cerraban en puño por la furia contenida, necesitaba golpear algo —o a alguien en especial... cierto enano llamado Levi Ackerman— si era cierto lo que escuchó él debía estar con la tal Nifa desde hace mucho tiempo, y aun así el muy infeliz le propuso que fueran amantes. «Maldito y mil veces maldito, enano». Se repetía dándose golpecitos con la palma en la frente a la vez que caminaba de un lado para otro.

Al levantar la vista lo encontró parado frente a la puerta, respiró profundo, necesitaba calmarse, no podía demostrar que verlo con la tal Nifa la había afectado tanto, ya pronto hablaría con Zöe y empezaría a encaminar su vida como debía ser, la Mikasa de antes tenía que terminar de irse, así le fuera muy difícil.

—¿Qué se le ofrece señor Ackerman? —Preguntó con fingida cortesía.

—Quiero explicarte lo de Nifa.

—No hace falta que quiera aclarar nada, solo soy una empleada más, lo que haga con su vida me tiene sin cuidado. Lo que sí le agradecería es que estás escenas se las guarde para cuando estén fuera de la empresa, esta vez fui yo pero, ¿Qué dirán los otros empleados si presencian lo de hace unos momentos? —Respiró hondo tratando de sonar calmada.

—¿En serio no te importa que entre la señorita Strauss y yo haya algo más que trabajo?

—¿Por qué habría de hacerlo? A fin de cuentas somos familia, y no es como si los meses que estuvimos juntos significaran algo para alguno de los dos. Por mi parte puedes estar tranquilo, desde el principio entendí que era una aventura y me aseguré de no mezclar mis sentimientos. —Dijo despreocupada girándose hacia uno de los estantes, aunque ese semblante no duró mucho al sentir el aliento de Levi rozarle la piel de la nuca y su brazo rodear con fuerza su cintura. Un pequeño estremecimiento la recorrió—. Levi por favor. —Susurró al sentirlo pegarla hacia él.

—Mientes ¿Y sabes por qué lo sé? Porque tus palabras dicen algo, pero tu lenguaje corporal dice otra muy distinta. Por más que trates de aparentar detrás de esa máscara de frialdad puedo ver cómo aprietas tus puños para contener la rabia que te consume, porque lo admitas o no sé que sientes celos de Nifa, por eso el numerito que hiciste hoy.

Mikasa forcejeó hasta voltearse hacia Levi y encararlo, él continuaba rodeando su cintura con mucha más fuerza que antes, hizo ademán de apartarlo posando sus manos sobre los hombros de él haciendo una leve presión para alejarlo. Fue inútil porque la pegó contra uno de los archivadores que estaban detrás.

—Levi... —Se sentía acorralada, cerró los ojos al percibir los labios de él rozando los suyos, por costumbre los abrió un poco, esperando que se decidiera a besarla, pero el beso nunca llegó, a menos no como esperaba. Levi abrió los primeros botones de su camisa y posó sus labios justo en el nacimiento de sus senos, lo siguiente que sintió fue la succión en esa delicada porción de piel.

Sus dedos se aferraron con fuerza al cabello de Levi, ¿Para qué negarlo? Estaba obsesionada con lo que él la hacía sentir, ni siquiera con Eren tuvo una fijación tan... sexual. Porque era eso, a Levi no lo amaba como Eren, él solo era una necesidad primitiva basada en el deseo carnal, tal como le dijo Hanji Zöe una vez, podía volverse adicta al sexo igual que a las drogas y como sucedía con ellas, terminaba cayendo en los brazos de Levi.

De un empujón lo apartó de encima, tal como debía hacerlo con las drogas llegado el caso, tenía que abstenerse de recaer en ese círculo vicioso, ya no tanto porque eran familia, sino también por ella misma. Tal vez era que su vida había llegado a un límite, las locuras estaban a la orden del día, Levi en su momento fue una de las tantas que ha cometido y ya iba siendo hora de afrontar su realidad, ahora más que nunca entendía el conflicto emocional de Carla con respecto a su salud mental, por mucho que se creyera una mujer sana aún le faltaba mucho para estar bien.

—No me sigas besando, ¡No vuelvas a hacerlo! Ya no me sigas torturando de esta manera, no más por favor. —Sin planteárselo pequeñas lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.

—Mikasa yo... —Trató de evitar que continuara llorando, pero fue inútil ella lo apartó.

—Estamos mal Levi, esto no es sano para ninguno de los dos. No puedo seguir cayendo una y otra vez en mis mismos errores. No me conoces, no sabes todo lo que he tenido que atravesar, no sabes cuánto me han hecho sufrir, ni cuánto he hecho sufrir a...

El sonido de la puerta la interrumpió antes de que pudiera continuar, la imagen de Carla Jaeger se materializó frente a ellos y los miró con sorpresa al ver la escena protagonizada por ambos.

—¿Sucede algo? —Preguntó la consternada mujer—. Lo siento por entrar de esa forma, es que toqué y creo que no me escuchaste cariño.

—Lo siento mamá, el señor Ackerman y yo discutíamos sobre mi puesto. —Limpió rápidamente las gotitas saladas que corrían por sus mejilas e intentó borrar cualquier rastro de lo que terminaba de ocurrir entre ellos.

—Vine porque Grisha me dijo que estabas aquí, y ya sabes lo ansiosa que estoy por la cita de hoy.

—Lo sé, yo también estoy a la expectativa, hacía mucho que no me sentía así.

El carraspeo de Levi para hacer notar su presencia finalizó con la conversación entre ambas mujeres.

—El señor Levi ya se iba, ¿No es así? —Insinuó volviéndose hacia él y enarcando una ceja para que este le siguiera el juego.

—Luego hablaremos de esto. —Dijo el aludido recorriendo con la vista por primera vez el lugar—. Un placer señora Jaeger, soy Levi Ackerman, su esposo seguro le habló de mí, me encantaría conocerla en mejores circunstancias, pero llevo una agenda apretada y no puedo quedarme a charlar. Ojalá sea grata su estadía en las instalaciones de la empresa. —Terminó de decir tomando la mano de la mujer y depositando un beso en esta antes de marcharse, no sin antes darle una mirada de soslayo a Mikasa.

Ella puso los ojos en blanco, el maldito cuando quería podía fingir ser el tipo más encantador, pero sabía que en cuanto saliera Carla la bombardearía de preguntas y ella tendría que pensar contra reloj cómo salir de ese momento embarazoso. Levi salió de la habitación y tal como intuyó enseguida tuvo a Carla encima de ella.

—¿Qué fue eso de hace un momento? Y quiero la verdad, no esa excusa absurda que usaste para zafar al hombre que acaba de salir, que si no me equivoco, es tu primo Rivaille, el hombre del que tanto habla tu padre desde hace meses.

¡Genial! Ahora cómo le explicaba su situación con Levi sin obviar su relación meramente sexual hasta hsce unos días.

—Creo que alguien anda viendo cosas que no son. —Como siempre terminó recurriendo a la constante paranoia de su madre adoptiva, aunque cuando lo de Eren la mujer acertó de buenas a primera.

Carla entrecerró los ojos y la retó con la mirada, en ella le decía la típica frase que solía repetirle «Te crees muy lista pero más temprano que tarde terminaré descubriendo lo que ocultas». Su vida se basaba en los secretos que Carla terminaba descubriendo, mas que la partiera un rayo porque no pensaba bajo ningún concepto permitir que ella descubriera su secreto con Levi, era embarazoso, desesperante y sobretodo aberrante, él a diferencia de Eren sí compartía cierta 'carga genética' con ella.

—Bien, no digas nada, a fin de cuentas ya terminarás recurriendo a mí llegado el momento. ¿Estás lista? Llamé a Sasha para avisarle que las acompañaré a tu primera cita con Zöe, necesito saber si esta vez te tomarás esto en serio. —Cambió de tema al que realmente le interesaba.

—Siempre lo he tomado en serio. —Dijo no muy convincente—. El que haya fallado las veces anteriores no quiere decir que no me haya esforzado en mejorar.

—Tienes que hacerlo más, ya falta poco para el regreso de Eren, y no sabes cuánto deseo tener de nuevo a mis dos hijos juntos... y claro a mi futura nuera.

Mikasa apretó los puños con fuerza, Eren regresaría después de graduarse de la universidad, tanto él como ella eran el relevo de sus padres dentro de la compañía y al final terminarían siendo un equipo como lo fueron Grisha y Kevin en su momento.

—Entiendes que es algo que no puedo controlar ¿Verdad?

—Sé que el TLP no está bajo tu dominio, pero si pones de tu parte y tratas de afrontar la realidad, tal vez puedas colocar las cosas en su sitio. Me equivoqué al dejar pasar esa fijación que tenías con Eren, y me culpo por no haber evitado el sufrimiento que inconscientemente les causé al creer que era algo 'normal'.

—Yo fui la que vino defectuosa de fábrica, tarde o temprano desarrollaría esta enfermedad, lo ocurrido con Eren fueron las circunstancias. No tienes que sentirte culpable... te prometo que esta vez no abandonaré la terapia, por más que sienta que es absurda.

Carla sonrió como si dijera exactamente lo que quería escuchar, la verdad ella también esperaba cumplir con su palabra, desde que fue diagnosticada a los dieciocho abandonó la consulta de Zöe en cuatro ocasiones, siendo la última la más larga.

Su psiquiatra ya estaba acostumbrada a sus repentinas desapariciones, la mujer en cuestión solía decirle que tarde o temprano volvería y hasta ahora llevaban un marcador de cuatro a cero a favor de la especialista.

Recogió sus cosas y le dijo a Carla que la esperara en recepción junto a Sasha, ella estaría con ella luego de que terminara de arreglar unas cosas allí en el archivo, su madre aceptó a regañadientes mas no le quedó de otra, a fin de cuentas había violado las reglas en la que decía que solo personal autorizado podía entrar allí.

Tomó varias carpetas que le llevaron antes de la llegada de Levi y la tal Nifa, solo recordar a esa mujer y la forma en como le hablaba hizo que le bullera la sangre, sí, estaba celosa, pero no por lo que vio cuando entró a la oficina de su 'jefe', lo que la llenaba de coraje era saber que él y esa se entendían incluso desde aerantes que se conocieran.

Salió de la habitación, estaba cerrando la puerta con llave cuando el sonido de unos tacones resonaron sobre el porcelanato que cubría el piso del edificio. Se giró para ver quién era la dueña de semejantes pisadas y no se sorprendió de ver allí frente a ella a Nifa Strauss, la mujer de confianza —y algo más— de Levi.

—¿En qué puedo ayudarla? —Preguntó con total tranquilidad, no podía dejar a un lado su profesionalismo.

La aludida la miró de arriba a abajo tal como lo haría una mujer que inspecciona a la competencia y a decir verdad no le gustó para nada la sonrisita de suficiencia que se le dibujó en los labios, era como si a su lado la considerara un insignificante insecto.

—No sé qué haya ocurrido entre Levi y tú, pero me quedó más que claro que ha sido algo demasiado 'íntimo' por la reacción de él al verte en su oficina cuando estábamos juntos, solo vine a advertirte que sea lo que sea, es algo sin importancia, pronto volverá a mí, eso tenlo por seguro.

Mikasa se quedó en shock al escuchar el tono de advertencia implícito en las palabras de la mujer, era increíble, apenas acababa de llegar y comenzaba con eso, debía estar de coña pero no pretendía dejarse intimidar por ella.

—Lo siento, no sé de qué diablos está hablando, al señor Ackerman y a mí solo nos une una relación estrictamente laboral; y por si no lo ha notado un lazo familiar. No entiendo cómo llegó a tal conclusión, pero es mi deber sacarla de su error.

—Niégalo todo lo que quieras, al final me darás toda la razón, yo solo quería dejarte en claro la situación, está en ti tomar mi consejo y prepararte para lo que venga después. Que tengas un bonito día, Mikasa Ackerman.

Y de la misma forma que llegó se fue, con el molesto repiqueteo de sus tacones por el desierto pasillo. Apretó su mano a la correa del bolso que llevaba, respiró hondo, «Al cabo ni que me importara lo que esos dos hagan o dejen de hacer con sus vidas». Y salió con rumbo a la recepción donde seguro su madre adoptiva y Sasha la esperaban para irse.

Durante todo el camino estaba ansiosa, era más que evidente en su manía de darle golpecitos al volante, para Carla no pasaba nada desapercibido, así que terminó soltando un comentario hacia su absurdo nerviosismo, no es como si no hubiera estado antes en el consultorio de Hanji Zöe, obviamente no, pero era la primera vez que su cabeza no tenía algo relacionado con Eren y su enfermedad, desde que salió de la oficina solo una cosa daba vueltas en su cabeza, Levi Ackerman.

Por experiencia era consciente que Hanji descubriría su nuevo interés como lo hizo en su momento con Jean, a la mujer no se le escapaba detalle de nada y terminaba haciéndola cantar como pajarito sobre el diván, contando con lujo de detalles todo acerca de aquello que la inquietaba, tenía que ver cómo desviar la atención de su 'primo', para concentrarse en sus ataques de ira o ansiedad.

Al llegar a la clínica donde trabajaba la doctora Zöe la ansiedad de Mikasa había llegado a un punto en el que de un momento a otro se podía transformar en un ataque, Sasha la tomó de las manos y le pidió que se tranquilizara, con una mirada le pidió que mantuviera la compostura, pues a veces tendía a irse de la lengua en ese estado y lo menos que necesitaba era que Carla se enterara del motivo de sus recientes recaídas, asintió dándole a entender que estaba en lo cierto, aunque eso de nuevo trajo sus temores a que Hanji descubriera lo de Levi, sus mejillas se tiñeron de rojo al imaginarse contando todo lo sucedido con él.

—¿Te sucede algo? —Preguntó Carla al verla roja como un tomate, una mirada de reproche de Sasha la trajo de nuevo a la realidad.

—Nada, es la vergüenza de ver de nuevo a la doctora Hanji.

—Sí, ha de ser eso, no es para menos, ya llevabas más de un año sin venir.

Cuando llegaron al piso tres enseguida vieron a Mina la secretaria de Zöe. Saludó a la mujer de forma casual, como si no hubiera pasado tanto tiempo desde la última vez, después Mikasa tomó asiento en el sofá destinado para los que esperaban ser atendidos.

—La doctora terminará en unos quince minutos con su paciente actual, no se lo podía creer cuando vio tu nombre en la agenda de las citas programadas. Ya deberías saber cómo se pone.

No le quedó de otra que asentir, vaya que sabía lo eufórica que tendía a ser, sonrió por cortesía, aunque por dentro se preguntaba qué regaño le daría su psiquiatra luego de ese año en blanco.

Los quince minutos pasaron demasiado rápido para su gusto, cuando menos lo esperó vio a Zöe salir hablando con su anterior paciente dándole unas cuantas indicaciones, en cuanto la vio no pudo ocultar la alegría que se escondía tras sus brillantes ojos; y una eufórica bienvenida no se hizo esperar, a veces se decía que Hanji estaba más trastornada que la mayoría de sus pacientes.

—No lo puedo creer, ha pasado tanto tiempo desde la última vez, por un momento creí que no volverías. —Dijo tomándola de las manos e ignorando completamente a Sasha y Carla, como siempre.

—Usted siempre termina ganando, doctora Zöe, ya ve, aquí me tiene de nuevo.

—Sí ya veo, y pronto sabré la razón. —Esto último lo dijo revisando 'disimuladamente' sus muñecas en busca de algún signo de intento de suicidio, en su lugar encontró los moretones en sus nudillos, razón por la que la miró interrogante arqueando una instigadora ceja.

—Doctora, Mikasa decidió retomar con las terapias porque realmente está dispuesta a tomarlas en serio. Está trabajando en la Naviera y comienza a tomar sus decisiones en la vida de adulta.

—Me alegra mucho que empiece a ser tomada en cuenta en su empresa, a fin de cuentas tiene todo el derecho si no recuerdo mal. Y en cuanto a las terapias, déjeme decirle señora Jaeguer que ella las ha tomado muy en serio, no veo por qué tiene que insinuar lo contrario. —Volvió su atención a Mikasa— Ahora si me disculpan, pueden esperar aquí mientras Mikasa y yo comenzamos. Pedí a Mina reprogramar todas las citas que venían después de la tuya, tendremos una ardua sesión, ya sabes, para ponernos al corriente con todo lo sucedido este año y la razón que te trajo hasta aquí. —Las palabras salían atropelladas de los labios de Hanji, se sintió abrumada por la intensidad de la doctora.

Entraron al consultorio dejando atrás a sus acompañantes, olvidaba que a ella no le gustaba que las llevara, solía decir que solo estaban al pendiente de 'qué le podían sacar', aunque no era tan descabellado, sobretodo viniendo de Carla, la mujer era muy insistente por saber todo lo que acontecía con su persona, y no exageraba, una vez fue capaz de intentar sobornar a Hanji para que le contara lo que ocurría durante sus sesiones, entonces tenía diecisiete años y comenzaba a desarrollar su obsesión con Eren, eso fue justo después de querer quitarse la vida.

Hanji le pidió que tomara asiento en el diván, fue hasta el escritorio en busca de papel y lápiz para luego regresar de nuevo a su lado.

—Antes de comenzar quiero que te sinceres conmigo y me digas si estás aquí por propia voluntad o 'Señora Metiche' tiene algo que ver con ello. —Dijo tomando asiento en el mueble a su lado.

—Sasha fue quien pidió la cita después de esto y otras cosas más. —Respondió enseñando sus magullados nudillos—. Aunque con el pasar de los días he caído en cuenta que es hora de comenzar a mejorar las cosas.

—Interesante... ¿Y qué ha sido eso que ha originado los nuevos ataques de ira? ¿Tienen algún detonante en particular? —Preguntó tomando nota en su libreta.

—Eren se comprometió con una chica de la capital.

Hanji la miró con el ceño fruncido y se detuvo en estudiar su lenguaje corporal. Volvió a escribir algo más en su cuaderno y continuó con las preguntas.

—¿Hace cuánto fue? ¿Cómo te sentiste al respecto? Tómate tu tiempo al responder.

Mikasa se quedó mirando al techo pensando en su respuesta.

—Hace casi cuatro meses. Él regresó de Berlín un viernes por la mañana, desde su llegada pasamos el día juntos. Carla estaba feliz de vernos compartir de nuevo como lo hacíamos antes del drama en el que los metí.

—No fue un drama, ya te lo expliqué, estabas en un punto crítico de tu enfermedad y era necesario un punto de quiebre, las circunstancias orillaron a que fuera Eren ese detonante que llevó a tu posterior diagnóstico.

Mikasa asintió, tenía que evitar sentirse culpable o responsable, era una de las cosas que siempre le recordaba Hanji.

—Bueno como iba diciendo, ese día que salimos y nos divertimos como en antaño me hizo creer que por fin me había empezado a ganar el cariño de Eren, es que si lo hubieras visto Hanji, fue tan amable y caballeroso conmigo que hasta tú te habrías hecho una idea que no es. —Suspiró con pesar—. Puedo decir que es uno de los días más bonitos que pasé en compañía de él, pero como todo lo que ocurre conmigo nunca termina del todo bien.

Meses atrás

Al volver del cine creyó que Eren se quedaría en casa, se sorprendió al saber que él se estaba hospedando en un hotel los días que estaría de visita. No negaba el hecho de sentirse un tanto desilucionada, aunque no sabía qué era lo que la sorprendía, siempre en sus viajes sucedía lo mismo y entendía que era una forma de mantener las distancias. Todo era su culpa, desde que Eren tuvo que irse no podía saber nada de los lugares donde se quedaba, las primeras veces llegó hasta atosigarlo con su presencia y terminó recibiendo imnumerables rechazos de su parte.

Se abstuvo de preguntar dónde se hospedaba por la sencilla razón de evitar que él se disgustara, a fin de cuentas se verían de nuevo mañana. Le dio un fuerte abrazo y un beso en la mejilla al despedirse, se sentía feliz y nada en el mundo sería capaz de empañar esa dicha que la colmaba en ese momento.

Cuando llegó a su apartamento Sasha no tardó en bombardearla a preguntas y a recitarle la cartilla de por qué no tenía que haber salido con Eren, Mikasa simplemente pasó de ella, se sentía flotando en una nube, por primera vez en muchos años vio algo de esperanza en su relación con Jaeger.

Esa noche soñó con una boda, una en la que ella era la novia y él, su eterno gran amor quien la desposaba. Cuando despertó lo hizo con una enorme sonrisa, no cabía en ella de tanta dicha, sí, algo le decía que su relación con Eren iba bien encaminada, el muchacho comenzaba a notar los cambios en ella y estaba segura que 'eso' que ocurría con ellos no terminaría así como así.

Carla la llamó para avisarle sobre un almuerzo en su casa, sintió algo de incomodidad en la voz de su madre adoptiva, pero los sucesos del día anterior y el fantástico sueño que tuvo la hicieron obviar tal cosa, vería a Eren de nuevo y eso era lo único que importaba, tal vez le comentaría a Carla lo que él hizo por ella ayer.

Escogió un hermoso vestido rosa vieja que se amoldaba perfectamente a su cuerpo y llegaba a la altura de la rodilla. Utilizó un sencillo maquillaje para el día y para complementar su look se puso un collar que significaba mucho para ella, uno que Eren le había regalado la segunda vez que hicieron el amor. Sus mejillas se tiñeron de rojo al recordar lo feliz que se sentía siendo una adolescente enamorada, luego una sombra atravesó su rostro al ser consciente de lo que vino después.

El mundo era un lugar hermoso pero a la vez cruel, ya lo había comprobado de primera mano.

Estaba indecisa entre usar zapatos de tacon o unas ballerinas, de todos modos era un almuerzo familiar, se decidió por los zapatos de piso, comúnmente a Carla le daba por servir el almuerzo al aire libre.

Al llegar a la casa donde pasó casi los últimos diez años de su vida se sintió feliz, eran tantos buenos recuerdos que guardaba de ese lugar, subió hacia la planta de arriba aprovechando que la dueña de casa estaba haciendo lo que mejor sabía, dirigir al personal de la residencia Jaeger para que todo quedara 'perfecto' según sus estándares.

Grisha estaba atendiendo a unos inversionistas con los que fue a jugar golf al club y Eren llegaría a la hora del almuerzo, con mucho sigilo entró al cuarto que este último ocupaba antes de irse a Berlín. Cerró la puerta con llave y se permitió recostarse sobre la cama en la que se escabulló incontables noches para que Eren la hiciera suya.

Aspiró el aroma de las sábanas y la almohada, a pesar de los años a ella le parecía que seguía teniendo ese olor característico de él. Faltaba poco para verlo, pero aun así se sentía ansiosa, se puso bonita para él, de cierto modo sentía que las cosas cambiarían para mejor.

No supo cuánto tiempo se quedó allí abrazada a la almohada de Eren, tanto así que terminó durmiéndose. La voz de una de las muchachas de servicio terminó sacándola de su ensoñación.

—Señorita, la señora Carla la está buscando, si quiere vaya a su habitación, no vaya a ser que la encuentre aquí. —Mikasa asintió entendiendo las palabras de la muchacha.

—Gracias por avisarme, enseguida bajo.

Se desperezó, hacía mucho no se dormía de esa manera, pero esas eran cosas que solo le pasaban a ella, ya se imaginaba el sermón de Carla si la veía en ese lugar. Fue hasta su habitación, entró al baño y retocó su maquillaje. Al ver la hora supo que ya Eren debía estar llegando y Grisha igual.

—¿Estabas en la habitación de Eren? —Preguntó Carla al verla bajar por las escaleras.

—No, estaba en la mía, si pudiste ver de dónde vine te darás cuenta que estaba en el ala opuesta a la habitación que era de él.

—Cariño te conozco como si te hubiera parido, por mucho que trates de engañarme yo sabré la verdad.

—Lo de siempre.

—Pues sí. Sabes me habría gustado que viniera ese muchacho que era tu novio, Jean Kirstein, es de buena familia y se ve que aún está enamorado de ti. Ayer me lo encontré en el supermercado, acompañaba a su mamá, es tan encantador, seguramente sería un magnífico esposo. —La mujer sonrió con inocencia, para Mikasa eran más que obvias las intenciones de Carla.

—A Eren no le agrada Jean, así que por eso terminé con él, además sí, es muy caballeroso y todo lo que quieras pero... no hay química entre los dos, simplemente no es mi tipo.

—¿Y cuál es tu tipo? ¿Tu hermano? —Soltó con ácidez.

—Eren no es mi hermano.

—Y ustedes dos son tan incompatibles como el agua y el aceite. Deberías comenzar a ver más allá de esa ilusión que te creaste en esa cabecita. Lo digo por tu bien.

Todos llamaban ilusión a la relación que ella y Eren mantenían. Sí llevaban tiempo sin verse como pareja, desde su intento de suicidio no hicieron de nuevo el amor, pero ¿Y los momentos a solas que tuvieron juntos a lo largo de estos años? ¿Los abrazos, los mimos y las tiernas caricias? Para ella eso valía más que el sexo.

Mikasa estaba en medio de una terapia, y él solo estaba siendo precavido, no quería que volviera a recaer, o eso era lo que se repetía una y otra vez para convencerse que ellos tenían un futuro. Por ahora él no sabía que ya llevaba un año sin ir con Hanji, incluso llegó a mentirle, no le gustaba hacerlo, pero ¿Cómo hacía? No quería decepcionarlo, además no era como si ella siguiera mal, estaba bien en comparación a los tres años que pasaron desde su colapso.

—Bueno no importa. —Terminó de cerrar el tema Carla— Eren vendrá con una amiga, así que por favor espero que sepas comportarte durante el almuerzo, no quiero dar una mala impresión.

Abrió los ojos como platos, ¿Qué acababa de decir Carla? ¿Una amiga? ¿Por qué Eren no le había comentado nada al respecto? Algo en su corazón le dijo que se preparara para lo peor, pero aquella vocecita en su mente le recordaba todo lo que ellos vivieron, no, Eren no era capaz de llevar a una chica como algo más que una amiga, quitó los malos pensamientos de su cabeza y se dedicó a ultimar los detalles al terminar de poner la mesa.

Grisha llegó poco después y luego le siguieron Eren, Sasha y esa amiga que lo acompañó, una rubia muy bonita llamada Annie Leonhart. No pudo evitar observar de reojo a la invitada de su amado, se la veía como una chica fría y distante, por más que Carla hizo un esfuerzo sobrehumano por agasajarla nada parecía hacerla cambiar de expresión, a menos así fue hasta que Eren hizo algo que terminó sacando una media sonrisa a la muchacha.

La verdad la odió desde el primer momento, no le gustó que Carla la ubicara al lado de Eren y a ella la enviara al otro extremo de la mesa con Sasha. Tampoco le gustó su actitud, todos a excepción de ella tenían gestos corteses hacia Annie y esta apenas y murmuraba un gracias, la comida como tal transcurrió en torno a Eren: sus estudios, la proximidad de su tesis y los temas que estaba manejando para la misma.

Annie solo asentía cuando él hacía referencia a sus proyectos como estudiante de arquitectura, al parecer era muy imteligente y viendo la emoción con la que Eren hablaba de sus diseños y maquetas, se podía notar su admiración hacia el talento de la chica en su área. Otra cosa que la molestó, él nunca se impresionaba con nada de lo que ella hacía, y era una estudiante brillante, la mejor de su generación.

Después de comer todos se reunieron en la sala de estar, las mujeres se quedaron allí mientras los hombres se disculparon un momento para dirigirse hasta la biblioteca. Carla trató de animarla para que hablara con Annie pero a Mikasa simplemente no le nacía acercarse a ella, desde el primer momento la vio como una amenaza, aún sin ver nada concreto de qué relación tenía con Eren.

Al cabo de veinte minutos los dos Jaeger regresaron. Grisha llegó con una enorme sonrisa en el rostro, rodeó desde atrás la cintura de su esposa y plantó un casto beso en la mejilla de ella. Mikasa se sintió abochornada por la imagen que daban a su invitada, si querían darse amor podían irse a su habitación.

—Algún día entenderán esa necesidad de demostrarle al mundo cuánto aman a la persona que esté a su lado. —Mikasa sintió que lo decía por la cara que puso al verlos, pero luego vio que Annie desviaba la mirada un tanto sonrojada y Eren la tomaba de la mano.

Al dirigir la mirada de vuelta a Eren su corazón pareció detenerse por unos segundos, los ojos de este brillaban de una forma diferente mientras miraba a Leonhart. Todo pareció correr en cámara lenta, él de pronto se había arrodillado y sacado una caja de quién sabe dónde.

El latido errático de su corazón martilleaba con fuerza en sus oídos, no era capaz de escuchar nada, pero no eran necesarias las palabras para entender lo que acontecía a su alrededor, por primera vez en toda la noche vio a Annie mudar la expresión, la muchacha estaba sorprendida de ver a Eren ante ella pidiéndole que se convirtiera en su esposa, todo frente a las personas más importantes para él.

En su mente se acumularon un montón de ilusiones rotas, sus sueños y anhelos junto a Eren quedaron hechos añicos justo en ese momento, incluso podía jurar haber escuchado como su corazón se partía en mil pedazos. Sintió la mano de Sasha sobre su hombro reconfortándola. No soportó la escena y salió corriendo de allí, no podía estar cerca, no cuando todo en lo que creía terminaba de esfumarse así como si nada.

Carla la alcanzó a la altura de la mini terraza que daba al jardín, ya para entonces sus mejillas eran cubiertas por las lágrimas que se evitó derramar delante de todos. ¿Por qué Eren le hacía eso?

—Cariño no puedes empañar este momento para ellos. —Alcanzó a decir la mujer tratando de limpiar el rastro salado sobre su rostro.

Mikasa la alejó de un manotazo, no quería su lástima.

—Tú lo sabías ¿Verdad? No, no respondas, no hace falta, sabías todo, lo de Eren y la tal Annie, conocías mis sentimientos hacia tu hijo y fuiste incapaz de advertirme.

—Te juro que no fue mi intención ocultarlo, pero Eren creyó que sería mejor así.

—¿Cómo puede ser mejor? Me engañó, me hizo creer que teníamos un futuro juntos y ahora sale con esto ¿A qué juega? —Gritó sin importarle que la escucharan desde adentro.

—Baja la voz, él no te prometió nada y lo sabes bien, ¿Hasta cuándo vas a seguir con esa mentira? ¿Hasta cuándo vas a ver una realidad que no es? Entiende que el hecho que Eren se preocupe por ti y tu bienestar no significa que tenga un interés amoroso en ti. Lo hace porque te quiere, no como hermana porque lo suyo cruzó ese límite hace mucho, mas sí como su amiga.

—¡Yo no estoy loca! No me invento cosas que no son ¡Joder! —Gritó al borde de la histeria y antes de que Carla la detuviera echó a correr fuera de la casa.

—¡Mikasa! ¡Mikasa! —Trató de alcanzarla pero fue inútil, ella ya había desaparecido de su vista. Tomó su celular y marcó el número de Sasha, ahora más que nunca necesitaba ayuda con su hija sin levantar sospecha entre sus invitados—. Aló ¿Sasha? Tenemos un problema.

Corrió sin rumbo alguno hasta llegar al Puerto de Hamburgo; su vista nublada por las lágrimas le impidió ver con claridad el paisaje marítimo que siempre la calmaba, ni siquiera escuchar los trabajos de descarga en los buques que seguramente recien atracaron pudo aliviar la pena que la embagó.

No supo cuantas horas estuvo caminando entre la zona del puerto solo notó el pasar de las horas al ver teñirse de naranja la tarde hasta que finalmente dio paso a la noche, en las aguas del río Elba que ahora hacían de espejo ya no solo a las enormes grúas portuarias sino también a las nuevas zonas urbanas que a lo largo de los años ha visto alzarse junto a ellas, ahí se dio cuenta que todo cambiaba, nunca nada permanecía igual y allí estaba algo tan simple como ese lugar para mostrárselo.

Regresó a casa cuando se dijo que no había motivo para seguir ahí. Al entrar a su apartamento su amiga la esperaba para consolarla, pero Mikasa hace mucho tiempo que ya estaba harta de ser causante de lástima, se sentía vacía y ya no quedaban en ella más lágrimas que derramar. Eren se arrepentiría de lo que hizo.

—Necesito un trago... o cien. —Dijo tratando de parecer graciosa y quitarle hierro al asunto.

—¿Estás segura? Digo podemos ir a la tienda de la esquina por helado y tumbarnos en el sofá a hartarnos hasta que nos dé indigestión. —Sugirió con cariño, el alcohol no era muy bueno para ella.

—Sasha si te digo que necesito un trago es porque lo necesito. ¿Me acompañarías a Angie's?

— ¿A Angie's? ¿Por un trago? ¿No es mejor ir a un bar normal? —Preguntó la aludida intrigada por el lugar que escogió.

—No, quiero divertirme a lo grande, beber y bailar hasta el punto de olvidarme de todo. Por primera vez quiero darme la libertad de ser una joven normal, hoy mis ataduras terminaron de romperse.

—Lo que necesitas es un hombre de verdad. Uno que te haga olvidar hasta tu propio nombre.

Mikasa sonrió incredula, eso era imposible.

Se cambió de ropa y se decidió por un sencillo vestido negro que llegaba un poco más arriba de sus rodillas, el color perfecto para exteriorizar cómo se hallaba su corazón, de luto.

Presente (Consulta de Hanji Zöe)

—Y eso fue lo que ocurrió. —Terminó obviando todo lo relacionado con Levi.

—Volvemos a la fantasía de que Eren y tú eran pareja. Creí que hace mucho habías superado esa etapa.

Mikasa la vio como si no entendiera nada.

—Nuevamente mezclaste la realidad con tu imaginación, tu madre tenía razón al encararte de esa forma después de huir de casa. El hecho que Eren y tú hayan tenido sexo cuando eran unos adolescentes no hace que exista algo sentimental entre ustedes.

—Pero...

—Pero nada, hace mucho hablamos de esto, tus constantes abandonos a la terapia fueron claro indicativo de tu retroceso. Ahora dime qué ocurrió esa noche en el club nocturno, porque algo me dice que fue una locura y por lo tanto no quisiste contarlo y es precisamente esa la razón por la que estás aquí. —La mujer arqueó una ceja por encima de sus gafas al verla con sospecha.

Mikasa observó algo cohibida a la psiquiatra. Mierda. ¿Es que no se le escapaba nada? No, era Hanji y no la dejaría ir hasta sacarle absolutamente todo. Suspiró derrotada, ¿Qué más podría salir mal?

—Bien te lo diré, tienes razón cometí una de las peores locuras de mi vida y en parte fue lo que me trajo hasta aquí. No te sorprendas sí fui demasiado estúpida, es solo que ese día estuve más fuera de mis cabales de lo normal.

—No creo que sea para tanto, vamos ¡Sorpréndeme! —Dijo dispuesta a descubrir la razón de su aflicción.


Notas Finais


N/A: ¡Holaaaaaa! Joder cuánto tiempo sin actualizar, siento que ha pasado un siglo desde entonces. Quiero agradecer a cada uno por sus comentarios, no saben lo feliz que me hacen. Creo que respondí a algunos, es que hacerlo desde el móvil es algo tedioso para mí. De verdad estoy agradecida y sorprendida de la aceptación que ha tenido la historia. Los adoro a todos.

Bueno, no sé qué tan bien quedó el capítulo, la verdad me tomó mucho escribirlo porque aprovechaba en mis tiempos libres para agregar un pedacito de cada cosa xD.

Pido disculpas si llegan a encontrar algún error, no es fácil hacerlo desde el teléfono, por más que reviso siempre que termino de publicar lo releo y me topo con señor dedazo. Así que ya saben.

Bueno ya para despedirme los invito a que le den amor a mi otro RivaMika que se llama Amigos, pronto estaré actualizando por allá y me gustaría que también lo amaran como a este.

Bye, nos estamos leyendo pronto, espero.

Besitos virtuales.

Lis


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