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História La lista del Fénix - Elisabeth


Escrita por: IngridAlighieri

Capítulo 24 - Elisabeth









— necesito que el automóvil éste en la entrada principal antes de las nueve de la noche. Así que ve a descansar —


— ¿ crees que está bien? — habló Jackson mirando a Jimin que permanecía cerca de la ventana del Penthouse— en todo el viaje no me dijo nada, y sabes que le gusta tratarme como a su sirviente —


— esta bien— dijo Jichul— ve a descansar Jackson, necesito que esta noche estés alerta ¿ esta bien? —


— claro, nos vemos más tarde — sonrió Jackson en tanto cerraba la puerta tras el


Jichul quitó su abrigo dejándolo sobre el elegante sillón de estilo barroco que adornaba la bonita sala. A paso lento caminó hasta donde se encontraba Jimin. 


— ¿ estas bien? — preguntó mientras acariciaba los brazos de éste — si no quieres asistir...—


— ¿ qué?  Solo estoy apreciando la vista de Corea, hace mucho que no la veía,incluso se me hace tan lejana— se apresuró a decir Jimin girandose sobre sus talones— ya estamos aquí ¿ porque no querría asistir? —


— no has dicho nada en todo el viaje, creímos que estabas arrepintiendote —


— solo estaba memorizado el maldito guión de mi vida— sonrió Jimin en tanto daba unas palmadas en el brazo del mayor, y caminaba hasta uno de los sillones, donde se sentó con delicadeza— jamás había tenido que pasar tanto tiempo como mujer, viajar hasta los recintos médicos no ameritaba éste grado de dificultad. Así que mi voz la estuve trabajando un poco anoche, Keiji fue muy amable al ayudarme con eso. También he memorizado todo lo que estaba escrito en el archivo que dejaste. ¿ en serio has inventado que mi madre murió de una falla de no se qué? — rió — hubiese sido más emocionante que murió, no sé; en un Safari devorada por un león —


— fue lo único que se me ocurrió en el momento — dijo Jichul


— como sea, lo que importa es que ya me se todo el maldito libreto y ya se, ya se— se apresuró a decir antes de que el mayor hablase— no debo maldecir, debo comportarme como una linda dama—


— exactamente —


— ¿ como crees que se verán sus caras cuando me vean entrando por la puerta principal? —


— supongo que asombro— miró a Jimin que jugaba con su largo cabello rubio — han pasado cinco años, y tus facciones ya no son infantiles, pero tus rasgos siguen allí. Pensé que usarias más prótesis, nariz, pómulos —


— no, sinceramente quiero ir con el rostro más cómodo. Confío mucho en el trabajo de Keiji, pero no quiero que depronto se me caiga la maldita nariz en una copa de vino o se me desgaste uno de los pómulos— sonrió el menor— con esta peluca bastará, si incluso parece cabello natural. Por lo demás, como tu mismo has dicho quiero ver sus rostros desconcertados ante mi presencia, mi amor —


— lo que tu decidas está bien —


— cla...oye, a todo ésto — señalo Jimin el regalo que estaba sobre uno de los sillones— ¿ que es eso? —


— un presente para tí —


— ¿ me has comprado un regalo, amado esposo? —


— no es de mi parte —


— que miserable tacaño me he conseguido como esposo— bufó Jimin en tanto extendía su mano para tomar el regalo — ¿ de quien es entonces? —


— ayer tuve una reunión con Hideki, el Prefecto de Tokio, el le ha enviado ése regalo a mi esposa, además hemos quedado en cenar, tu, yo, el y su esposa —


— que estupidez — dijo Jimin sacando la tapa del regalo, en tanto abría sus ojos de sobremanera— tu ¿ viste lo que hay aquí? —


— no —


— entonces será una sorpresa— volvió a envolver el regalo— creo que será una grata sorpresa —


— si tu lo dices querida —


— ya quiero llegar a esa fiesta, Jichul— habló Jimin en tanto se podía percibir en el tono de su voz la ansiedad— ya quiero ver sus rostros, necesito verlos—


— y los verás — dijo el mayor en tanto se ponía de pie y caminaba hasta donde se encontraba Jimin, sentándose al lado de éste llevó su mano hasta uno de los largos mechones de cabello rubio que caía levemente en la mejilla del menor — mi bella Elisabeth, hoy será el día que tanto has esperado —


— quiero verlos arder Jichul —


— los verás— sonrió éste dejando un suave beso en la frente del menor— pero todo a su tiempo, por ahora necesito que vayas a descansar. En unas horas más entraremos a la cueva de los lobos, y no queremos ser comida ¿ no es así? —


— no lo seremos, mi amor— dijo Jimin poniéndose de pie sujetando el regalo con una de sus manos, extendió la otra hasta el mayor— ven, quiero estar tranquilo hasta que llegue la noche, Jichul —


Sonrió al ver como el otro le tomaba la mano, para ponerse de pie. Caminando ambos a la par por el silencioso pasillo del Penthouse, en dirección a una de las alcobas. 

Ambos necesitaban la tranquilidad, antes de una posible tormenta. 





































— ¿podrías dejar de mover la pierna? — se quejó mirando al tipo a su lado— estoy en algo importante —


— entrar a la seguridad Park será pan comido para tí, hermano— dijo Kojiki— porque mejor y no dejas ése maldito teléfono y aprecias lo que tenemos enfrente. ¿ acaso no ves lo bien que se ve?, maldita sea, te juro que si lo sigo mirando mi maldito pene saldrá de mi pantalón—


— podrías callarte — habló Keiji mira donde a su hermano — además, te recuerdo que no debes expresarte de esa manera del Señor Jimin —


— lo sé— sonrió— pero es que el maldito se ve tan caliente. No se como carajos a tí no te inmuta. Debe ser delicioso tener ese cuerpo cerca ¿ no lo crees? —


— no lo sé — solo dijo Keiji en tanto miraba discretamente a Jimin que estaba en el otro extremo de la enorme limusina. 


Éste sonreía mientras hablaba con Jichul, quien sabe de que cosas. 

Y a decir verdad su hermano se quedaba corto en decir aquellas palabras, pues Jimin en ése momento era una visión realmente fascinante y erótica. 


Lo que a el no le hacia sentido era aquella ropa que llevaba puesta, pues era muy diferente al vestido negro que la noche anterior el mismo le había quitado con anterioridad a las horas de sexo que habían tenido. 

Éste vestido que llevaba era una visión, pues un enorme abertura en el costado izquierdo de éste dejaba ver su perfecto muslo que lo más probable había sido maquillado, pues Keiji recordaba muy bien la quemadura que el menor tenía en aquel lugar. 

El vestido al parecer estaba bordado de un dragón estaba hecho con hilos de oro, pues el dorado resaltaba sobre la tela negra que se ajustaba a su delicada cintura; y por si esto fuese poco el escote en su espalda era realmente revelador, pues dejaba la piel en aquel sector totalmente al descubierto, dejando ver el enorme Fénix en la espalda de éste. 

Jimin era la perfección


A diferencia de su hermano, el sabía que la suavidad de la piel de Jimin era realmente única, puesto que esta aún seguía presente en sus digitos, como un sello cautivador y prisionero. 


— hey, hey...— sintió Keiji como su hermano le daba un par de codazos


— ¿ esta listo? — dijo Jichul mirando al muchacho — ¿ te infiltraste en la seguridad? —


— sí —


— te dije que es muy bueno — sonrió Jimin haciendole un guiño a Keiji— es hábil con las manos y...— miró hacia el exterior en tanto guardaba silencio. 


Pudo observar como la limusina avanzaba por el camino que hasta hace unos años atrás le era tan conocidos, miró como incluso las flores que tanto le gustaban seguían en aquellos lugares. 


— bueno— dijo Jackson una vez el automóvil se detuvo — es hora — llevó la mano hasta la manilla en tanto abría la puerta y bajaba rápidamente — en...—


— Keiji, Kojiki, bajen por favor— interrumpió Jichul— necesitamos unos minutos —


Ambos hermanos solo asintieron en tanto se ponían de pie con cuidado, para salir por una de las puertas de la enorme limusina. Jichul tomó la manilla de la puerta cerrandola con posterioridad. 


— ¿ estas bien? —


— s-si —


— Jimin, si me dices que quieres irte, nos iremos ¿ esta bien? —


— estoy bien, solo es la impresión, nada más. Yo, quiero entrar. Si estas a mi lado, estaré bien—


— por supuesto que estaré a tu lado, pero quiero que escuches bien. Cuando abra ésta puerta ya no serás Jimin, serás Elisabeth mi esposa ¿ has entendido? — 


— Elisabeth, sí. Entendido —


— aunque creo que falta algo—


— ¿ qué? — llevó sus manos hasta sus pechos— maldición, me había asustado pensé que no me había puesto estas estupideces—


— no me refiero a eso— sonrió divertido Jichul en tanto metía una de sus manos hasta su bolsillo sacando una pequeña caja de color azul— eres mi esposa— abrió la caja dejando ver un hermoso anillo con una elegante diamante solitario. Con cuidado tomó la mano de Jimin, colocando el anillo en el delgado dedo de éste — ahora sí —


— creo que no ere tan tacaño, mi amor— miró Jimin la joya— es hermoso —


— cuando salgas por esa puerta. Serás Elisabeth —


— si, ya lo sé. Seré la dam...—


— no te quiero sumisa, mi amor— tomó Jichul el rostro de Jimin con una de sus manos en tanto acercaba su rostro al del más bajito— no quiero que camines detrás de mi, quiero que camines a la par conmigo. Quiero que tus pasos sean firmes, que abras el infierno con cada uno de ellos de ser necesario, quiero que brilles como las llamas y que las plumas del Fénix sigan moviéndose sin cesar— rozó su nariz con la del menor— eres la esposa del bastardo gaijin, quiero que te amen, te teman, te deseen y anides en sus deseos y temores. Pero para ellos, tu mi amada esposa, serás el maldito Lucifer—


— seré el infierno, mi amor— solo dijo Jimin sonriendo ampliamente ante las palabras del mayor. 


Con cada paso, abriria el infierno de ser necesario. 


— somos el infierno — volvió a decir Jimin. 

Ya era hora de bajar. 






























































































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