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História Distracción - Ebrio


Escrita por: esmei16

Notas do Autor


Voy a ser sincera y es que la verdad no conozco mucho de DC pero hace 10 días salió una nueva ship que uffas, men... no pude resistirme a no escribir XD ... no será mucho pero al menos intentaré saciar un poco más acerca de esta rara pareja :3

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Capítulo 1 - Ebrio


¿Cuántas botellas había vaciado ya?

¿Qué tanto porcentaje de alcohol circulaba por sus venas?

Ni siquiera sabía dónde se encontraba exactamente. A lo mucho recordaba estar en compañía de Etrigan, ya que ni incluso se había percatado de la noción del tiempo.

El malestar en su estómago le dejó en claro que ese tragó de licor sería el último. Así que tras esto, dejó caer la botella a un lado y se mostró a sí mismo el reloj de mano para verificar la hora pero, su tambaleante mano y visión borrosa no se lo permitieron en absoluto así que sólo rió con gracia.

—No jodas... no veo nada —dijo en voz alta obviamente dirigiéndose a Etrigan sin embargo, este ni atención le puso.

Al no recibir respuesta, Constantine fue directo hacia el demonio aunque claro, a pasos descoordinados.

  —¡Anda, vamos! —dijo tomándolo de los hombros y tratando de moverlo con mucho esfuerzo —Que aquí ya no hay nada...

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Había pasado aproximadamente un año, desde que gran parte de la tierra pasó a dominio de Darkseid pues el plan descubierto y mal ejecutado de Superman trajo consecuencias desastrosas y cobró la vida de muchos.  Con el paso de los días, la superficie de la tierra fue distorsionando su imagen hasta perder su esencia poco a poco.

A partir de ahí, durante todo este tiempo. El gran John Constantine, hechicero destacable, decayó. Y no precisamente en sus poderes, sino por enfocarse demasiado en el alcoholismo. Esto último también se debía a la pérdida de Zatanna, su querida y amada Zatanna. 

Fue duro escuchar sus gritos desgarradores mientras ella era asesinada por los parademons y aún más grande era su sentimiento de impotencia y frustración por  haber huído. Y es que John Constantine no era ningún cobarde pero siendo sincero con el mismo, nunca encontró una razón del porqué lo hizo. Recordar todo eso una y otra vez, lo llevó a refugiarse en una de sus fieles distracciones, el alcohol. Por lo menos así se olvidaba de su situación por unos momento, podía reír y sentirse pleno.

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Como sea que lo hubiese convencido, Etrigan y John  dejaron la vinatería que saquearon. No había gran variedad pero al menos obtuvieron algo, mañana irían a otro lugar según lo planeado. Ambos parecían caminar en forma de zic-zac y si Constantine no perdía el equilibrio y caía era porque el demonio a su lado le sostenía. Los dos tuvieron suerte de no encontrarse con algún parademon patrullando las deterioradas calles  no obstante, su suerte se terminó en el momento en que una gran camioneta casi se impacta con ellos de no ser porque el rubio alcanzó a reaccionar a tiempo y jaló a Etrigan consigo a un lado, el par cayó sobre los escombros que se acumulaban en los alrededores de la carretera. El hombre alzó la mirada en busca del vehículo que estaba cerca de él y vió como este giró quedando de enfrente acompañado de fuertes rechinidos por parte de los frenos. 

Entonces los vió, hacia ellos varios parademons iban. Los que estaban dentro de la camioneta sacaron armas de alto calibre y los disparos no se hicieron esperar. Algunos descendieron y frente a frente comenzaron a pelear con aquellas malditas criaturas. 

—¡Oye, Etrigan!—llamó el brujo ignorando a los demás, más no la situación que lo preocupó—¡Despierta, maldición!

Lamentablemente intentos fueron en vano pues tal parecía que el demonio estaba totalmente perdido en su inconsciencia. Constantine chasqueó la lengua, menudo lío. 

Entonces tuvo el presentimiento de que alguien se acercaba a él pero para su suerte, tardó en darse cuenta ya que un parademon de una tumba lo mandó a estrellarse contra la pared.

—Carajo... —murmuró tocándose levemente la cabeza. Y al notarlo, ya tenía de nuevo a esa entidad acercándose a él. Tambaleante se puso de pie, dispuesto a utilizar su magia para pelar cuando...

—¡Oye, idiota! — se escuchó en el ambiente.

De inmediato el parademon fue cubierto en llamas y a los pocos instantes convertido en cenizas. Como la voz era de una mujer, el hechicero miró hacia su dirección y pese a su visión borrosa, podía identificar con algo de facilidad los colores llamativos que provenían de la ropa de la chica. Y si su memoria no fallaba, entonces se trataba de esa loca.

—¿Har...ley?... No puede ser.— tras todo lo ocurrido, el estómago de John se revolvió así que vomito todo el alcohol que consumió, dejando a la presunta villana con una expresión de asco.

Para sorpresa de ella, después de eso el rubio cayó al suelo, por lo visto había perdido la consciencia por la agitación.

—Ahg... perfecto —comentó Harley con sarcasmo —¡Oigan! —llamó mientras acomodaba mejor su arma sobre sus hombros, al resto del escuadrón — ¡Tendremos visitas!

Constantine había escuchado todo eso, desafortunadamente se encontraba muy débil y sucio de vómito que tan solo el abrir los ojos le era tarea complicada pues sentía sus parpados demasiados pesados, como si de imanes se trataran.

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Por un rato escuchó voces alejándose aunque para impresión suya, de pronto sintió como unos potentes brazos lo elevaban con mediana gentileza y lo acomodan sobre los anchos hombros de aquel quien lo estuviera cargando. Claramente este ser no se trataba de un humano dado a la forma de sus manos qué fue lo que inmediatamente identificó al tacto. 

Quizá lo mejor era tratar de zafarse y pelear sin embargo, el borracho estaba que se moría de sueño a lo que prefería dejarse llevar.

Al fin y al cabo ¿Qué cosa podría salir mal? Salir vivo era lo que en verdad importaba.



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